linea horiz
LA REVISTA - PUBLICACIONES ANTERIORES - ARTÍCULOS DEL MES - MANDA UN ARTÍCULO - VÍNCULOS - DESTACADOS - CONTACTO - APOYAN - INICIO

 

articulos

 

 

 

 


   

BATALLA DE LAS PIEDRAS – 18 de Mayo de 1811

Compartimos una descripción de la Batalla de Las Piedras, por el historiador Washington Reyes Abadie.

   
linea  

Todos los años el 18 de mayo recordamos la victoria de los orientales en Las Piedras. Esa victoria fue posible por el valor de los patriotas y por la figura de José Gervasio Artigas.

batalla


Compartimos una descripción de la Batalla de Las Piedras, por el historiador Washington Reyes Abadie.

Artigas, con las fuerzas de su mando, se ubicó en la villa de Ntra. Sra. de Guadalupe de los Canelones, el 12 de mayo, dispuesto a vigilar las tropas de los "empecinados" de Montevideo acampadas en Las Piedras. Allí las lluvias lo mantuvieron inactivo hasta el día 16. Entre tanto, su hermano Manuel Francisco, burlando una partida "regentista", logró incorporársele con 304 hombres, en la tarde del 17, en el campamento ubicado en las puntas del Canelón Chico hacia el cual había marchado el día antes el Jefe oriental. Alcanzaron, entonces, los efectivos artiguistas a 400 infantes y 600 jinetes. En el parte de la batalla remitido a la Junta de Buenos Aires, el Jefe Oriental describió la acción en los siguientes términos:

"La salida de los enemigos de sus posiciones se verificó el 16; pero se redujo a saquear completamente la casa de mi padre y recoger sobre mil cabezas de ganados, que en la misma noche se introdujeron en la Plaza. El 18 amaneció sereno; despaché algunas partidas de observación sobre el campo enemigo, que distaba menos de dos leguas del mío y a las 9 de la mañana se me avisó que hacían movimiento con dirección a nosotros. Se trabó el fuego con mis guerrillas y las contrarias aumentando sucesivamente sus fuerzas, se reunieron en una loma distante una legua de mi campamento .Inmediatamente mandé a Dn. Antonio Pérez que con la caballería de su cargo se presentase fuera de los fuegos de la artillería de los enemigos, con objeto de llamarles la atención y retirándose hacerles salir a más distancia de su campo, como se verificó, empeñándose ellos en su alcance; en el momento convoqué a junta de guerra y todos fueron del parecer de atacar. Exhorté a las tropas recordándoles los gloriosos tiempos que habían inmortalizado la memoria de nuestras armas y el honor con que debían distinguirse los soldados de la patria, y todos unánimes proclamaron con entusiasmo, que estaban dispuestos a morir en obsequio de ella. Emprendí entonces la marcha en el mismo orden indicado, encargando la ala izquierda de la infantería y dirección de la columna de caballería de la misma a mi ayudante mayor el teniente de ejército, Dn. Eusebio Valdenegro, siguiendo yo con la del costado derecho y dejando con las municiones al cuerpo de reserva, fuera de los fuegos. El cuerpo de caballería al mando de mi hermano, fué destinado a cortar la retirada al enemigo". "Ellos seguían su marcha y continuando el tiroteo con las avanzadas, cuando hallándome inmediato mandé echar pie a tierra a toda la infantería. Los insurgentes hicieron una retirada aparente acompañada de algún fuego de cañón. Montó nuevamente la infantería y cargó sobre ellos; es inexplicable Exmo. Señor, el ardor y entusiasmo con que mi tropa se empeñó entonces en mezclarse con los enemigos, en términos que fue necesario todo el esfuerzo de los oficiales y mío para contenerlos y evitar el desorden. Los contrarios nos esperaban situados en la loma indicada arriba, guardando formación de batalla con 4 piezas de artillería, 2 obuses de a 32 colocados en el centro de su línea y un cañón en cada extremo de a 4. En igual forma dispuse mi infantería, con las 2 piezas de a 2 y se trabó el fuego más activo". "La situación ventajosa de los enemigos, la superioridad de artillería así en el número como en el calibre y dotación de 16 artilleros en cada una y el exceso de su infantería sobre la nuestra hacía la victoria muy difícil, pero mis tropas enardecidas se empeñaban más y más y sus rostros pronosticaban las glorias de la patria".
"El tesón y orden de nuestros fuegos y el arrojo de los soldados obligó a los insurgentes a salir de su posición abandonando un cañón que en el momento cayó en nuestro poder con una carreta de municiones. Ellos se replegaron con el mejor orden sobre Las Piedras, sostenidos del incesante fuego de su artillería y como era verosímil que en aquel frente hubiesen dejado alguna fuerza cuya reunión era perjudicial, ordené que cargaran sobre las columnas de caballería de los flancos y la encargada de cortarles su retirada, de esa operación resultó que los enemigos quedasen encerrados en un círculo bastante estrecho; aquí se empezó la acción con la mayor viveza de ambas partes; pero después de vigorosa resistencia se rindieron los contrarios quedando el campo de batalla por nosotros. La tropa enardecida hubiera pronto descargado su furor sobre la vida de todos ellos, para vengar la inocente sangre de nuestros hermanos acabada de verter para sostener la tiranía; pero al fin participando de la generosidad que distingue a la gente americana, cedieron a los impulsos de nuestros oficiales empeñados en salvar a los rendidos". "La acción tuvo principio a las 11 del día y terminó al ponerse el sol; la fuerza enemiga ascendía en todo, según los informes menos dudosos que he podido obtener a 1230 individuos; entre ellos 600 infantes, 350 caballos, 64 artilleros; su pérdida ha consistido próximamente en 97 muertos, 61 heridos, 482 prisioneros, entre los cuales se hallan 186 que tomaron partido en los nuestros, porque hicieron constar su patriotismo y estaban forzados al servicio".

Con esta victoria, Artigas culminaba las operaciones de su primera campaña militar, que, a juicio de los expertos lo revelan como un consumado general. Su estrategia, de carácter netamente ofensivo que toma por objetivo fundamental la destrucción de las fuerzas enemigas, queda de manifiesto en su accionar: frente a dos grupos, uno que amenazaba Canelones, donde se encontraba él mismo y otro que se dirigía al Sauce para atacar a Manuel Francisco que venía de Maldonado, concibe de inmediato la maniobra por líneas interiores que ya había hecho famosos a Federico de Prusia y a Napoleón; ordena marchar en dirección a Manuel Francisco a fin de tomar por retaguardia a las fuerzas que estuvieran combatiendo contra este; derrotados los "regentistas" volverse con todas sus fuerzas reunidas hacia las tropas que se dirigían a Canelones y atacarlas por su retaguardia, cortándoles así toda posibilidad de retirada. En cuanto a lo táctico, es decir, para la batalla misma, organiza un dispositivo buscando la derrota completa del enemigo y es así que despliega su fuerza de manera de atacar no sólo el frente de Posadas, sino también su flanco y su retaguardia para que no tenga ninguna posibilidad de retirada y deba rendirse. El tipo de batalla empleado por Artigas repite, por lo tanto, el tipo concebido y empleado por Napoleón, siendo su ejemplo más preciso la batalla de Castiglioni, librada contra los austríacos al borde del lago de Garda el 5 de agosto de 1796. Los "empecinados" regentistas, perdido el único ejército con que podían contar quedaron encerrados en Montevideo y Colonia. Muy pocos días después –el 27– esta última plaza se rindió a las fuerzas patriotas al mando de Venancio Benavídez.
Por lo demás el triunfo de Las Piedras dio a las milicias artiguistas el dominio total de la campaña oriental. El Comandante del Apostadero Naval de Montevideo, Capitán de Fragata José María de Salazar dirá, refiriéndose al resultado de la batalla, que era una "pérdida irreparable" y una "cruel catástrofe" pues en ella se perdió "toda la Marina" que es el "principal apoyo de la plaza". Y agregaba:

"La sola noticia de que las tropas de Buenos Aires tenían sitiado el baluarte de la América, a la que sus papeles públicos añadían tomado, reanimó el entusiasmo de las Provincias en favor de la independencia, el de Chile, y no dudaré en afirmar que hasta el mismo reino de Lima se ha resentido de tan funesta nueva, pero lo que no puede dudarse es que ella ocasionó el que el Paraguay adoptase unirse al de Buenos Aires, como lo hizo. Si por de fuera consiguieron los enemigos estas grandes ventajas, en esta Banda lograron atraer a su partido a todos los pueblos, y quitándonos cuantos auxilios sacábamos de ellos, reducirnos a sólo el recinto de la Plaza y a la mayor miseria y pobreza por mucho tiempo".

No fue menor la repercusión en Buenos Aires, en donde la victoriosa acción contribuyó a establecer el fervor revolucionario, muy decaído por el fracaso de Manuel Belgrano en el Paraguay y por la lentitud del avance en el frente altoperuano. Al desbaratar el baluarte más sólido del regentismo español en el Plata, se anulaban las combinaciones posibles con el Paraguay de Velasco. La Junta bonaerense confirió a Artigas el "empleo de coronel del Cuerpo de Blandengues de la frontera de Montevideo"; y decretó ascensos a los oficiales que tan valientemente se habían comportado en las acciones de San José y Las Piedras.

Fuente: www.lamochila.com.uy

 

 





   
 


PÁGINAS AMIGAS